Paul Verlaine





Paul Marie Verlaine

Poeta



Metz - Francia
30/03/1844 - 08/01/1896





SOÑE CONTIGO ESTA NOCHE




Soñé contigo esta noche:
Te desfallecías de mil maneras
Y murmurabas tantas cosas...

Y yo, así como se saborea una fruta
Te besaba con toda la boca
Un poco por todas partes, monte, valle, llanura.

Era de una elasticidad,
De un resorte verdaderamente admirable:
Dios, ¡qué aliento y qué cintura!

Y tú, querida, por tu parte,
Qué cintura, qué aliento y
Qué elasticidad de gacela...

Al despertar fue, en tus brazos,
Pero más aguda y más perfecta,
¡Exactamente la misma fiesta!





TE OFREZCO




Te ofrezco entre racimos, verdes gajos y rosas,
Mi corazón ingenuo que a tu bondad se humilla;
No quieran destrozarlo tus manos cariñosas,
Tus ojos regocije mi dádiva sencilla.

En el jardín umbroso mi cuerpo fatigado
Las auras matinales cubrieron de rocío;
Como en la paz de un sueño se deslice a tu lado
El fugitivo instante que reposar ansío.

Cuando en mis sienes calme la divina tormenta,
Reclinaré, jugando con tus bucles espesos,
Sobre tu núbil seno mi frente soñolienta,
Sonora con el ritmo de tus últimos besos.





MUJER Y GATA




La sorprendí jugando con su gata,
Y contemplar causóme maravilla
La mano blanca con la blanca pata,
De la tarde a la luz que apenas brilla.

¡Como supo esconder la mojigata,
Del mitón tras la negra redecilla,
La punta de marfil que juega y mata,
Con acerados tintes de cuchilla!

Melindrosa a la par por su compañera
Ocultaba también la garra fiera;
Y al rodar abrazadas por la alfombra,

Un sonoro reír cruzó el ambiente
Del salón... y brillaron de repente
¡Cuatro puntos de fósforo en la sombra!





TU CREES




Tú crees en el ron del café, en los presagios,
Y crees en el juego;
Yo no creo más que en tus ojos azulados.
Tú crees en los cuentos de hadas, en los días
Nefastos y en los sueños;
Yo creo solamente en tus bellas mentiras.

Tú crees en un vago y quimérico Dios,
O en un santo especial,
Y, para curar males, en alguna oración.
Más yo creo en las horas azules y rosadas
Que tú a mí me procuras
Y en voluptuosidades de hermosas noches blancas.

Y tan profunda es mi fe
Y tanto eres para mí,
Que en todo lo que yo creo
Sólo vivo para ti.





ARIA DE ANTAÑO




Lucen vagamente las teclas del piano
A la luz del suave crepúsculo rosa,
Y bajo los finos dedos de su mano

Un aire de antaño canta y se querella
En la diminuta cámara suntuosa
En donde palpitan los perfumes de ella.

Un plácido ensueño mi espíritu mece
Mientras que el teclado sus notas desgrana;
¿Por qué me acaricia, por qué me enternece

Esa canción dulce, llorosa e incierta
Que apaciblemente muere en la ventana
A las tibias auras del jardín abierta?





PON TU FRENTE SOBRE MI FRENTE




" Pon tu frente sobre mi frente y tu mano
en mi mano.
Y hazme los juramentos que romperás
mañana.
Y lloremos hasta que amanezca,
mi pequeña fogosa. "





LASITUD




Encantadora mía, ten dulzura, dulzura...
Calma un poco, oh fogosa, tu fiebre pasional;
La amante, a veces, debe tener una hora pura
Y amarnos con un suave cariño fraternal.

Sé lánguida, acaricia con tu mano mimosa;
Yo prefiero al espasmo de la hora violenta
El suspiro y la ingenua mirada luminosa
Y una boca que me sepa besar aunque me mienta.

Dices que se desborda tu loco corazón
Y que grita en tu sangre la más loca pasión;
Deja que clarinee la fiera voluptuosa.

En mi pecho reclina tu cabeza galana;
Júrame dulces cosas que olvidarás mañana
Y hasta el alba lloremos, mi pequeña fogosa.





CANCIÓN DE OTOÑO




Los sollozos más hondos
Del violín del otoño
Son igual
Que una herida en el alma
De congojas extrañas
Sin final.

Tembloroso recuerdo
Esta huida del tiempo
Que se fue.
Evocando el pasado
Y los días lejanos
Lloraré.

Este viento se lleva
El ayer de tiniebla
Que pasó,
Una mala borrasca
Que levanta hojarasca
Como yo.





EN EL BALCÓN




En el balcón las amigas miraban ambas como huían las golondrinas
Una pálida sus cabellos negros como el azabache, la otra rubia
Y sonrosada, su vestido ligero, pálido de desgastado amarillo
Vagamente serpenteaban las nubes en el cielo

Y todos los días, ambas con languideces de asfódelos
Mientras que al cielo se le ensamblaba la luna suave y redonda
Saboreaban a grandes bocanadas la emoción profunda
De la tarde y la felicidad triste de los corazones fieles

Tales sus acuciantes brazos, húmedos, sus talles flexibles
Extraña pareja que arranca la piedad de otras parejas
De tal modo en el balcón soñaban las jóvenes mujeres

Tras ellas al fondo de la habitación rica y sombría
Enfática como un trono de melodramas
Y llena de perfumes la cama vencida se abría entre las sombras.





PENSIONISTAS




Una tenía quince años, la otra dieciséis
Y ambas dormían en la misma pequeña habitación
Esto sucedió una sofocante noche de Septiembre
Quebrantables asuntos! Ojiazules y con mejillas de marfil

Para refrescar sus delicados cuerpos, se despojaron
De las exquisitas camisas perfumadas de ámbar
La más joven levantó sus manos inclinándose hacia atrás
Y su amiga, con sus manos en sus pechos, la besó.

Entonces bajó a sus rodillas, y, en un arrebato
Pegó a la pierna de la otra su mejilla, y su boca
Acarició el dorado oro entre las grises sombras

Y durante todo ese tiempo la mas joven contaba
Con sus queridos dedos los prometidos valses
Y sonrojándose, inocentemente sonreía.





PRIMAVERA




Tiernamente la joven mujer de cabello rojizo
Conmovida ante tanta inocencia
Le dijo a la rubia muchacha
Estas palabras en suave voz

"Savia que se eleva; flores que se abren
tu juventud es una glorieta
permite a mis dedos vagar por la hierba
donde se estremece el capullo de la rosa

Déjame por entre el herbaje puro
Beber las gotas del rocío
Que humedece a la tierna rosa,..

De modo que el placer, mi cariño
Avive tu rostro
Como el amanecer el azul del cielo

Su adorado cuerpo bello, armonioso
Perfumado, blanco como el blanco
Rosa, emblanquecido con pura leche, rosado
Como un lirio bajo un cielo púrpura

Bellos los muslos, enhiestos los pechos
Tu espalda, hombros, vientre, un banquete
Para los ojos y para las curiosas manos
Para los labios y todos los sentidos

"Pequeña niña, deja ver si tu lecho
tiene aún debajo de la roja cortina
la hermosa almohada que lleva
y las salvajes sábanas. Oh a tu lecho.





EL HOGAR




El hogar y la lámpara de resplandor pequeño;
La frente entre las manos en busca del ensueño;
Y los ojos perdidos en los ojos amados;
La hora del té humeante y los libros cerrados;
El dulzor de sentir fenecer la velada,
La adorable fatiga y la espera adorada
De la sombra nupcial y el ensueño amoroso.
¡Oh! ¡Todo esto, mi ensueño lo ha perseguido ansioso,
Sin descanso, a través de mil demoras vanas,
Impaciente de meses, furioso de semanas!







Paul Verlaine

SUEÑO A MENUDO

Sueño a menudo el sueño sencillo y penetrante
De una mujer ignota que adoro y que me adora,
Que, siendo igual, es siempre distinta a cada hora
Y que las huellas sigue de mi existencia errante.

Se vuelve transparente mi corazón sangrante
Para ella, que comprende lo que mi mente añora;
Ella me enjuga el llanto del alma cuando llora
Y lo perdona todo con su sonrisa amante.

¿Es morena ardorosa? ¿Frágil rubia? Lo ignoro.
¿Su nombre? Lo imagino por lo blando y sonoro,
El de virgen de aquellas que adorando murieron.

Como el de las estatuas es su mirar de suave
Y tienen los acordes de su voz, lenta y grave,
Un eco de las voces queridas que se fueron.







Paul Verlaine

SERENATA

Como la voz de un muerto que cantara
desde el fondo de su fosa,
amante, escucha subir hasta tu retiro
mi voz agria y falsa.

Abre tu alma y tu oído al son
de mi mandolina:
para ti he hecho, para ti, esta canción
cruel y zalamera.

Cantaré tus ojos de oro y de ónix
puros de toda sombra,
cantaré el Leteo de tu seno, luego el
de tus cabellos oscuros.

Como la voz de un muerto que cantara
desde el fondo de su fosa,
amante, escucha subir hasta tu retiro
mi voz agria y falsa.

Después loare mucho, como conviene,
A esta carne bendita
Cuyo perfume opulento evoco
Las noches de insomnio.

Y para acabar cantaré el beso
de tu labio rojo
y tu dulzura al martirizarme,
¡Mi ángel, mi gubia!

Abre tu alma y tu oído al son
de mi mandolina:
para ti he hecho, para ti, esta canción
cruel y zalamera.





Reseña biográfica

Poeta francés.
Nació el 30 de marzo de 1844, en Metz, hijo de un oficial del Ejército. Cursó estudios en el liceo Bonaparte de París. Inicia estudios de derecho trabajando como empleado en una compañía de seguros y en ayuntamiento de París durante siete años.

Se relaciona con poetas parnasianos aprovechando los cafés para escribir versos. Aparece en la Revue du progrès moral el primer poema augurando una obra, con un toque dirigido a la epoca moderna vagabundea en el umbral de la modernidad.

Sus primeras obras como, Poemas saturnianos (1866) y Fiestas galantes (1869), exponen el rechazo al romanticismo parnasiano. El 11 de agosto de 1870 se casa con Mathilde Mauté de Fleurville -que apenas tenía dieciséis años-, abandonando a su esposa dos años después para viajar y vivir con el poeta de 17 años Arthur Rimbaud.

Estando ebrio , hirió a Rimbaud de un disparo, por lo que pasa dos años en prisión. Su colección Romanzas sin palabras (1874), escrita durante el tiempo que paso en la cárcel, esta basada principalmente en la relación con Rimbaud. Su reconversión le inspiró un volumen de poesía religiosa titulado Sabiduría (1881).

En Inglaterra fue profesor de francés regresando a Francia después donde dio clases de inglés. a su alumno Lucien Létinois, al que llamaba, hijo adoptivo, dedicó muchas de las elegías de Amor (1888).

Se publicó Los poetas malditos (1884), obra crítica, y Antonio y ahora (1884), colección de poemas, y así se convierte en poeta simbolista. Escribió prosa autobiográfica, como Memorias de un viudo (1886), Mis hospitales (1891) y Confesiones (1895).

Falleció el 8 de enero de 1896 en París.














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