Fernando António Nogueira Pessoa
Escritor y poeta
Lisboa - Portugal
13/06/1888 - 30/11/1935
DICEN QUE FINJO O MIENTO
Dicen que finjo o miento
Todo lo que escribo. No.
Yo simplemente siento
Con la imaginación.
No uso el corazón.
Todo lo que sueño o vivo,
Lo que me falla o acaba,
Es como una terraza;
Aún sobre otra cosa
Esa cosa es la que es bella.
Por eso escribo en medio.
De lo que no está al pie,
Libre de mi ensueño,
Serio de lo que no es.
¿Sentir? ¡Que sienta quien lee!
HOY, EN ESTE OCIO INCIERTO
Hoy, en este ocio incierto
Sin placer ni razón,
Como un túmulo abierto
Cierro mi corazón.
En la inútil conciencia
De que todo es vano,
Lo cierro a la violencia
De este mundo inhumano.
Mas, ¿qué mal sufre un muerto?
¿Contra qué defenderlo?
Lo cierro absorto, es cierto,
Mas sin querer saberlo.
A VECES, Y EL SUEÑO ES TRISTE
A veces, y el sueño es triste,
En mis deseos existe
Lejanamente un país
Donde ser feliz consiste
Solamente en ser feliz.
Se vive como se nace,
Sin querer y sin saber.
En esa ilusión de ser,
El tiempo muere y renace
Sin que se sienta correr.
El sentir y el desear
No existen en esa tierra.
Y no es el amor amar
En el país donde yerra
Mi lejano divagar.
Ni se sueña ni se vive:
Es una infancia sin fin.
Y parece que revive
Ese imposible jardín
Que con suavidad recibe.
NO QUIERO ROSAS MIENTRAS HAYA ROSAS
No quiero rosas mientras haya rosas.
Las quiero cuando ya no las pueda haber.
¿Qué he de hacer con las rosas
Que puede cualquier mano coger?
Sólo quiero la noche si la aurora
La diluye en azul y rosicler.
Lo que mi alma ignora,
Eso es lo que quiero poseer.
¿Para qué? De saberlo, nunca haría
Versos para decir que no lo sé.
Siento a mi alma pobre y fría
¿Con qué limosna la calentaré?
NO TENGAS NADA EN LAS MANOS
No tengas nada en las manos
Ni una memoria en el alma,
Que -cuando un día tus manos
Pongan el óbolo último,
Cuando las manos te abran-,
Nada se te caiga de ellas.
¿Qué trono te quieren dar
Que Átropos no te lo quite?
¿Qué laurel que no se mustie
En los arbitrios de Minos?
¿Qué horas que no te conviertan
En la estatua de sombra?
¿Que serás cuando, de noche,
Estés al fin del camino?
Coge las flores, mas déjalas luego
Caer, apenas miradas.
Al sol siéntate. Y abdica
Para ser el rey de ti mismo.
MUESTRAN SU NIEVE, AL SOL, LEJANOS MONTES
Muestran su nieve, al sol, lejanos montes,
Pero ya es suave el sosegado frío
Que ablanda y agudiza
Los dardos del sol alto.
Hoy, Neera, no quieras ocultarnos;
Nada nos falta porque nada somos.
No esperamos ya nada
Y al sol sentimos frío.
Mas, tal como es, gocemos del momento,
Solemnes levemente en la alegría
Y aguardando a la muerte
Como quien la conoce.
EL POETA ES UN FINGIDOR
El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que en verdad siente.
Y, en el dolor que han leído,
A leer sus lectores vienen,
No los dos que él ha tenido,
Sino sólo el que no tienen.
Y así en la vida se mete,
Distrayendo a la razón,
Y gira, el tren de juguete
Que se llama corazón.
NO ES MÍO, NO ES MÍO CUANTO ESCRIBO
No es mío, no es mío cuanto escribo.
¿A quién lo debo?
¿De quién soy el heraldo nato?
¿Por qué, engañado,
Juzgué ser mío lo que no era mío?
¿Quién más me lo dio?
Pero, sea como fuere, si la suerte
Fuera que yo sea la muerte
De otra vida que en mí vive,
Yo, el que estuve
Ilusionado toda esta vida
Aparecida,
Agradezco al que del polvo que soy
Me levantó
Y me hizo nube un momento
Del pensamiento.
Al de quien soy, erguido polvo,
Sólo símbolo.
DE AQUÍ A POCO ACABA EL DÍA
De aquí a poco acaba el día.
Yo no hice nada
¿Y qué cosa es la que haría?
Fuese cual fuese, equivocada.
Muy pronto la noche viene
Mas sin razón
Para aquel que sólo tiene
Que contar su corazón.
Y tras la noche y dormir
Renace el día.
Nada haré sino sentir
Pero, ¿qué otra cosa haría?
TÓMAME, OH NOCHE ETERNA
Tómame, oh noche eterna,
En tus brazos y llámame hijo.
Yo soy un rey que voluntariamente
Abandonó su trono de ensueños y cansancios.
Mi espada, pesada en brazos flojos,
A manos viriles y calmas entregué;
Y mi cetro y corona los dejé
En la antecámara, hechos pedazos.
Mi cota de malla, tan inútil,
Mis espuelas, de un tintineo tan fútil,
Las dejé por la fría escalinata.
Desvestí la realeza, cuerpo y alma,
Y regresé a la noche antigua y serena
Como el paisaje al morir el día.
CANSA SER, SUELE SENTIR
Cansa ser, suele sentir, pensar destruye.
Ajena a nosotros derrumbase la hora,
Dentro y fuera de nosotros, y todo en ella.
Inútilmente el alma llora.
¿De qué sirve? ¿Qué es lo que debe servir?
Pálido esbozo leve
Del sol de invierno sonríe en mi cama...
Vago susurro breve.
De las vocecitas que despierta la mañana,
De la fútil promesa del día,
Muerta al nacer, en la esperanza absurda y lejana
En la que el alma confía.
TENGO PENA Y NO RESPONDO
Tengo pena y no respondo.
Mas no me siento culpado
Porque en mí no correspondo
Al otro que en mí has soñado.
Cada uno es mucha gente.
Para mí soy quien me pienso,
Para otros, cada cual siente
Lo que cree, y es inmenso error.
Ah, dejadme sosegar.
No otro yo me sueñen otros.
Si no me quiero encontrar
¿Querré que me halléis vosotros?
Fernando Pessoa
TENGO TANTO SENTIMIENTO
Tengo tanto sentimiento
Que es frecuente persuadirme
De que soy sentimental,
Mas reconozco, al medirme,
Que todo esto es pensamiento
Que yo no sentí al final.
Tenemos, quienes vivimos,
Una vida que es vivida
Y otra vida que es pensada,
Y la única en que existimos
Es la que está dividida
Entre la cierta y la errada.
Mas a cuál de verdadera
O errada el nombre conviene
Nadie lo sabrá explicar;
Y vivimos de manera
Que la vida que uno tiene
Es la que él se ha de pensar.
Fernando Pessoa
SI YO PUDIERA
Si yo pudiera morder la tierra toda
Y sentirle el sabor
Sería más feliz por un momento.
Pero no siempre quiero ser feliz
Es necesario ser de vez en cuando infeliz
Para poder ser natural.
No todo es días de sol y la lluvia,
Cuando falta mucho, se pide.
Por eso tomo la infelicidad con la felicidad
Naturalmente, como quien no se extraña
De que existan montañas y planicies
De que haya rocas y hierbas.
Lo que es necesario es ser natural y calmado
En la felicidad o en la infelicidad.
Sentir como quien mira
Pensar como quien anda,
Y, cuando se ha de morir,
Recordar que el día muere
Y que el poniente es bello
Y es bella la noche que queda.
Así es y así sea.
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