Anatole Bisk
Poeta
Odessa - Ucrania
28/03/1919 - 08/03/1998
ACUÉRDATE DE TI
¡Oh, acuérdate de ti!
En un jardín cogías algunas fábulas.
Unas personas muy justas
Hablaban del mundo y de su caída.
Tú te decías: "¿Tiene usted un sobrenombre?",
Y te contestabas: "Me llamo
Joya ahogada, fruta que se niega a abrirse,
Infanta sin castillo".
Te cogías de tu mano para no estar sola
Entre las flores de aprendizaje.
La época era núbil.
Si esta tarde pasaras
Ante la adolescente que fuiste,
¿Te atreverías a reconocerte
Y a invitarte a tomar el suspiro?
No tienes que acordarte de ti.
AVE
No eres más que la coma
De una frase en el cielo.
¿No es en verdad ridículo
Este mundo fingido:
La palmera con alas,
El desierto elocuente,
La cascada que bala,
El tigre hecho volcán?
¡La riqueza es penuria!
Las lunas regordetas
Siempre están mal nutridas.
Tú vuelves a mis versos
Donde naciste, coma
Hecha águila demente
Que da vueltas y vueltas
Y cae sobre mi cuello.
COMO UN DESEO
Como un deseo,
Y nadie sabe si será de silencio
O de perfume.
Como un impulso,
Y nadie sabe si lo proporcionan las hormigas,
Las nubes de la noche, las yeguas locas.
Como un enigma,
Y nadie sabe si le corresponde a Dios,
Al hombre, al polvo,
Resolverlo.
Como un prólogo,
Y nadie sabe si le seguirán los frutos,
Las palabras, los reproches disimulados.
Como una ciencia
Y nadie sabe a quién corresponde,
Útil o caprichosa
O mil veces contradictoria.
Como un asombro,
Y nadie sabe si existe alguien
Para asombrarse, para ser feliz,
Para determinar las grandes desgracias.
Como una ley,
Y nadie sabe si hay que proferirla,
Callarla, escribirla de nuevo
O llevarle cada mañana máscaras nuevas.
DIÁLOGO AMOROSO
Dije: "¿Su nombre?"
Y ella:
"Como más le guste."
Dije: "¿Elegimos Carole?"
Y ella:
"Por el momento, acepto."
Dije: "¿Está usted sola?"
Y ella:
"No, estoy con usted."
Dije: "¿ Y si hacemos el amor?"
Y ella:
"Su deseo tiene todos los derechos."
Dije: "¿Qué clase de hombres le gustan?"
Y ella:
"Croupiers, industriales, profesores de natación."
Dije: "¿Sus preferencias?"
Y ella:
"Los hombres tristes, pero no demasiado."
Dije: "¿Vamos a comer?"
Y ella:
"Las ostras son un buen preludio."
Dije: "¿Lee usted libros?"
Y ella:
"Sartre, Camus y Thomas Mann."
Dije: "Tiene usted unos pechos muy bonitos."
Y ella:
"Sí, a mí también me gustan."
Dije: "Es usted prácticamente divina."
Y ella:
"Tiene usted razón."
Dije: "¿Qué le gusta que le regalen?"
Y ella:
"A lo mejor esto es gratis."
Hicimos el amor
El lunes, el martes, el domingo
Y el lunes siguiente.
Discutimos sobre Flaubert,
Luego sobre Tolstói.
Dije:
"Tiene usted unas rodillas inolvidables."
Y ella:
"¿Sólo las rodillas?"
Nos cansamos el uno del otro
El mismo día, a la misma hora,
Lo cual es infrecuente y virtuoso.
DICE DIOS
Dice Dios:
Era un asunto urgente; me pregunté
Para qué servían mis criaturas
Más extrañas:
El dragón, el ángel, el unicornio.
Convoqué a aquellos en los que creía,
Reales, poderosos, incontestables;
El baobab, el caballo de labor, la montaña acodada en el mar.
Celebraron diez conferencias
Sin ponerse de acuerdo.
Así que he conservado
Al dragón, al ángel y al unicornio;
Pero para evitar algunos malentendidos
He creído conveniente volverlos invisibles.
FUTURO
Serás puro:
Tres vestidos,
Una escudilla para recoger la limosna.
Serás bueno:
La mejilla,
Luego la otra mejilla para que te abofeteen.
Serás fuerte:
Tu vida,
Luego la otra vida en la que te transformarás en Dios.
Serás humilde como un guijarro,
Como un pichón que sale del huevo.
Serás lo que debes ser
Para alguna verdad,
Para algún amor,
Para algún orden invisible.
Y serás recompensado,
Bestia de carga y de ensueños.
Y serás castigado,
Animal cargado de piedras
Y de nada.
Nunca serás tú mismo.
LOS DIOSES DESCONFIADOS
"No, no", decían los dioses,
"Si ha de haber un ojo,
Que pertenezca a la montaña".
"No, no", decían los dioses,
"Si ha de haber una risa,
Ofrezcámosela al océano para que se anime.
¡La palabra para el pavo,
Para el cactus, para el arroyo!
Y el pensamiento,
Que de él se adueñe la roca
Para reconocerse mejor".
"No, no", decían los dioses,
"Ahorrémonos
El error humano".
RETRATO DE UN HOMBRE INQUIETO
Se retira hacia el fondo de sí mismo a pensar
Lo poca cosa que es. Tal vez se vuelve al árbol
Que le sugiere un gesto. Al cabo de una hora,
Es la arena más bien quien le influye. Indolente
Recuerda un viejo amor. Se cree bien conservado
A pesar del olvido y la sangre agolpada
Sobre su corazón. No estaría tan inerme
Si tuviera un amigo: por ejemplo un guijarro,
Un ave moribunda, una colina cálida.
Cierra primero un ojo, luego el otro, escrutándose
Con furor. No descubre nada fundamental
En sus pulmones ni en sus almas, que se quita
Una detrás de otra, igual que sus camisas.
Toda serenidad le parece una ofensa.
FECHORÍAS DEL VERBO
Tengo el recuerdo
De un recuerdo
Donde todo era rostro de rocío
Sol íntimo entre los dedos
Río puesto de rodillas
Para recibir una caricia.
Tengo el recuerdo
De un recuerdo
Donde eras precisa y pura
Y ahora es el poema
Quien te invita al suicidio
Porque según respiro
Te invento y te invento y te invento
Y nos pierdes a los dos
Por reinventarte.
INTERROGACIÓN
¿Y con quién os pensáis que conversa una rosa?
¿Hacia quién creéis que va un perro solitario?
¿Habéis visto que alguno dé consuelo a una piedra
Que llora? El cielo azul, asentado en sus vértigos,
¿Os creéis que soporta un silencio tan frío?
No seáis inocentes: la silla siempre es viuda,
La ceniza se queja de ser sólo ceniza
Ignorando de qué. Preguntad al cometa
Si a pesar de su brillo halla más soportable
La vida que la muerte. Nosotros compartimos
Nuestros afectos con las cosas desvalidas,
El polen trashumante, el lagarto espasmódico,
El pedernal dormido; ¿pensáis que ellos aceptan
Tantas burlas y tantos falsos remordimientos?
VACILACIÓN
Preséntame a la desconocida
Que tú te vuelves al momento
En que el poema se insinúa
Como un insecto entre tus dedos,
Y, al repartirte con los lobos,
Vuelve golondrinas tus senos.
¿Eres mía, mujer rebelde,
Que transformada en piedra veo?
Mírame ahora, soy tu amo
Y el infinito aquí te enseño:
A cada paso que avanzamos
Hay que renacer ante el verbo
Que une obediencia y aventura.
Reconstruyo tu brazo nuevo
Y reconstruyo tu figura,
Más nos lleva este movimiento
Hasta el fondo de nuestra sangre
-Niños que acosa un blanco vértigo
Y cuyo sueño vale apenas
La sílaba que está muriendo.
TÚ QUE HAS GASTADO TODO...
Tú que has gastado todo,
Tú que todo has destruido:
Es gloria ser el viento
Y dicha ser la piedra.
Ese árbol reverdece,
Ese caballo que condenaste a callar
Dice lo que piensa,
La cascada recobra su verdadero rostro
Y el cielo su tamaño.
Es gloria ser lodo; coronación
El olvido
De un escarabajo que se roe las patas.
Míralos, son mejores que tú:
Animales, crepúsculos,
Silex, nomeolvides:
Todos erigen
Un monumento al hombre,
Sin grabar una injuria.
Alain Bosquet
SEGUNDO TESTAMENTO
(Fragmento)
Siento hambre: servidme el universo.
Con todos mis dientes trituro este cometa.
Abrazo un continente, lo doy, a mis versos,
Pues en vosotros, versos míos, vendrá a releerse.
Tengo sed: traedme a ese río que obedece
Como un perro. ¡Fábula, hay que embriagarse!
A mi salud bebo este vaso de mi sangre,
Pues es a ti, sangre, a quien dicto mi libro.
En lo más hondo de mí se instala el horizonte,
Descansa y sueña: enviadle las islas.
Por la palabra evita su prisión el espacio
Y la rosa tiene derecho a creerse un reptil.
El volcán se libera y busca mis rodillas.
¡Plantad en mis ojos la silvestre alheña!
Montaña mía, árbol mío, ¿hay nada más dulce
Que mi pupila en donde el paisaje se refunde?
El océano acude. El simún está en flor. A través
De los prados conduzco mi rebaño de lunas.
Y alrededor de mí gira el ecuador, mi amigo,
Sabiendo que en mi verbo radica su fortuna.
No busquéis: vuestra patria está en mi frente.
Minarete de cristal, hipocampo, hora triste:
Sin mí sólo seríais palabras, juramentos.
Vosotras sois la prueba: ¿es verdad que yo existo?
Cosa naciente: en mí vendrás a inventarte;
Viviré de tu engaño y tú vivirás de mi vértigo.
Si aún no tienes nombre te llamaré “belleza”.
¿Qué significo yo para mí? Una palabra que me corrige.
Estos raíles de mi frente, ¿para qué jadeante tren son?
El vals habla de suicidio junto a mi oído.
El ojo descendió a mis rodillas y si órbita espera
Alguna víbora. La maravilla está ya corrompida.
Sobre mi nuca ahora un buitre se pasea.
Mi clavícula repica al son de la tormenta.
Mi corazón de caucho, se mueve por amor
Sin saber que en la cloaca está su sitio dispuesto.
Mi vientre desapareció bajo los murciélagos.
Voy, vengo, camino sobre mis propias entrañas.
¡Vértebras, alzaos! Haré una apuesta:
Mañana entregaréis las más ricas semillas.
Legaré mi fábula a este endeble carnero.
Viviremos tan sólo para realizar el intercambio;
Yo estoy cubierto de lana. ¿Escribe él a tientas?
El mundo es cierto únicamente si yo lo desordeno.
Legaré mi aliento a la sedienta encina
Para que pueda, de noche, subir al otero
Y nombrarme su emisario frente al mar,
Cerca de las encinas muertas y las flores ocultas.
Un solo honor me queda: haberme comprometido.
Ignoro la esperanza, que es un falso remedio
Para quien ve en la palabra mil palabras enemigas.
¡Hermosa fábula, para mí, que te escribo, eres horrible!
Sólo tengo un deseo: ser al fin despreciado.
Pronto llegará el puro instante de mi delirio.
¿Vive acaso el poeta de falsos sortilegios?
El poeta sólo conoce un derecho divino: contradecirse.
He hecho mi examen con toda lucidez.
Nada puedo hacer por mí; que me acepten o me destierren.
Incluso el miedo en un día de verano me refresca.
A una desesperación sucede otra más leve.
Y ahora, están ahí, todos esos viejos barcos
Que navegaban inmóviles-¡alerta, capitanes!-,
Los mercaderes de rocío que tan temprano se levantan,
La amante sin nombre que se abrió las venas,
El río corrosivo, el reino sin rey,
El poeta armado que declara a sus hombres:
“Rematemos a los heridos; los perros tienen frío
Y debemos alimentarlos; hay que economizar”,
El pintor perseguido por un árbol amistoso,
El desconocido proverbio que duerme en su lenguaje,
El niño que dice: “Ese ecuador me odia”,
El submarino hundido por la dulce música,
La carne que carece de amor, el amor que carece de carne,
La multitud que protesta: “¿Dónde están nuestras colonias?”,
La jirafa sorprendida que va sola al concierto,
La palabra demasiado vulgar que el poeta rechaza,
El tragaluz sin sol abierto hacia el exilio,
El sordomudo que decapita un flamenco rosa,
Los girasoles en su huida-¿adónde irán?-
Sólo hay una fe ciega en la metamorfosis;
Todo está ahí presente: los recuerdos falseados,
Los remordimientos escritos, el amor que espera.
Matanza a mascarada, ¡vamos a explicarnos!
Pues no me soporto como soy: me invento.
Desgracia, dulce desgracia: escritor me considero.
Me atrevo a nombrar el cielo, a traducirlo.
Mi carne demasiado redactada quiere ser carne en vano.
Mi sol novelado no podrá brillar nunca.
Drama, dulce drama: pongo en verso a la rosa.
Domo al antílope, aunque esté mal escrito.
Rosa ahogada en tinta, antílope a la inversa,
Vivir es para mí buscar una imagen insólita.
Crimen, crimen sin nombre: yo me vuelvo demasiado abstracto.
¿Existo? ¿No existo? Mi sueño se esfuerza
En prolongar lo absurdo y reírse de lo cierto.
¿Para quién combatieron entonces mis verdades?
Mi palabra está enferma, y mi verbo gastado.
Sé que la ardilla se llama “juego de espuma”.
La palabra que vive no es la misma que se lee.
Mi verdadero nombre será mi nombre póstumo.
Mi palabra se muere. ¿Para qué salvarla?
Sé que la piedra se llama “crisantemo”.
El poeta es un santo que se siente depravado.
Yo soy el demagogo que lucha contra sí mismo.
Mi palabra mejora, mi palabra revive.
¿Acaso para enfrentarse con mis falsos pensamientos?
Lenguaje, apártame sin pedir mi opinión.
Yo sé que la hormiga se llama “novia”.
Mi instinto calculador debe desprenderse
De mí, de mis remordimientos. ¿Qué haces, libélula?
La cascada brotó y el árbol va a bailar.
Yo no puedo ser yo sino siendo un sonámbulo.
Primavera, a tu enfermiza dicha me abandono.
Las alas de las lilas de continuo me fastidian.
En mi cielo, los canarios son navajas.
En cada palma nace una flor submarina.
¿Para qué resistirme? Me gusta el carnaval.
Lo ilusorio es incierto. Abro el telegrama.
Me anuncia una visita: un viejo caballo
Que ha querido morir en mi poema ardiente.
Cuido a la gaviota agotada por su vuelo.
Al borde de mi estanque los cerezos galopan.
La luna pensionada que habita el entresuelo
Me pregunta riendo: “¿Acaso eres misántropo?”
La guitarra, como un tigre, está al acecho.
La orquídea sobre el diván sonríe. La lluvia dice
Palabras de desengaño: “El arte está en negar todo”.
Pero el sol responde: “El arte es la mentira”.
Cada mueble prepara un poema secreto.
La cerradura me dice: “Escondo un cuadrúpedo”.
La puerta derribada vuelve a su bosque.
¡Dormid, plátanos emigrantes de mi posesión!
Alain Bosquet
SEGUNDO TESTAMENTO
(Fragmento)
Disculpad la opinión que tengo de este mundo absurdo.
Yo vivo de un vicio: se le denomina “poesía”,
Yo no soy responsable, pues sólo estoy de paso.
Esta existencia en verso yo no la he elegido.
Me adentro en mí, me vuelvo y me veo fuera.
Soñaba un gran libro, y sólo es mi epitafio.
Al hablar de tortura me siento confortable.
Estoy tan decepcionado que de mí se ríe la Nada.
Yo quisiera transformarme de nuevo en mi amigo.
A mi casa me invito: el privilegio es extraño.
Yo, frente a mí, nos volvemos esos eternos rivales
Que para siempre la irrazonable razón separa.
Cada día me obstino en definirme nuevamente,
Pero sólo consigo definir el mundo. Me opongo
A las más pequeñas verdades. Somos sus mártires.
Cada cosa es siempre un nombre de esa cosa.
Me gustaría mucho que el manzano fuera un manzano,
Que la palabra “colina” abrazara a la colina.
¿Es todavía posible, objetos desengañados, que me améis
Si cada día que pasa os mato con mi rebeldía?
¿Es necesario que el guijarro se vuelva guijarro
Y que la guitarra termine siendo una guitarra?
¡Verdad traicionada! Yo dirijo un ballet
De sagradas mentiras y bárbaros poemas.
Si la nieve fuera nieve, moriría de frío,
Pero la nieve arde en mis palabras. Descompongo
Sin cesar el reloj de lo real. Me opongo a mis leyes.
Un árbol es más feliz si vuela como un águila.
El químico me dice: “El oro puro ya no es oro,
Sino un río dormido que de pronto se despierta”;
El sabio: “Esta manzana caída, se yergue
Sin esfuerzo, avanza y se une a las abejas”;
El armador: “En el fondo del barco llevo
Al cielo moribundo, apuñalado por los rayos”;
La desconsolada bailarina: “Mis senos serían bellos
Si las estatuas del rey murieran cuando paso”;
El guarda del parque: “El álamo me escribe
Desde hace treinta años cartas de amenaza”;
El tímido geógrafo: “Algunas desamparadas islas
Van errantes por las calles: busquémosles sitio”;
El astrólogo: “Mi estrella perdió su poder,
Va de puerto en puerto, vulgar, como un grumete;
El espacio ha desaparecido y sobre los tejados
De la ciudad podemos ver a la luna que tose”.
El agente de bolsa: “En mi banco se ha ahorcado un caballo,
Que me leía versos el día de la quiebra”.
El cirujano: “El niño mordido por la estrella
Tendrá unos ojos de meteoro: lo merece”.
Remátame: yo soy mi propia emboscada.
¿Para qué brindar por el impuro milagro de existir?
Mi lenguaje ensucia a mi poema rastrero.
Mi memoria trastornada se busca un nuevo amo.
Ni ser vivo, ni cadáver. ¿Es ése mi estado?
Yo vivo en el error. ¡Universo, te ofendo!
Pues sólo contra mí cometo estos atentados.
Ni siquiera puedo reducirme al silencio.
¿Qué significa existir? Existo, sin ser yo.
Confundo el exilio, la existencia y el éxtasis.
Pero ser uno mismo es agravar el propio desconcierto.
Vivir es vivir muerto entre las frases.
Reseña biográfica
Poeta nacido en Odessa (Rusia) en 1919, y naturalizado francés en 1980.
Desde muy pequeño su familia emigró a Bélgica, donde el poeta inició en 1938, estudios de Filología en la Universidad de Bruselas.
Durante la guerra viajó a Estados Unidos, trabó amistad con importantes personajes literarios y se alistó en el ejército americano prestando servicios en Texas, Maryland, California e Irlanda.
A partir de 1953 se radicó en Paris, terminó estudios en La Sorbona y desde entonces se dedicó al ejercicio literario, escribiendo novelas y poesía de corte surrealista.
Obtuvo importantes premios literarios entre los que se cuentan el Prix Goncourt de la Poésie 1989, Grand prix de la Poésie de Paris 1991 y Prix de la langue de France 1992. Además fue Miembro de la Academia de Letras de Bélgica y presidente de la Academia Mallarmé.
Falleció en Paris en 1998.
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