Gioconda Belli
Escritora, poeta
Managua - Nicaragua
09/12/1948
COMO GATA BOCA ARRIBA
Te quiero como gata boca arriba,
Panza arriba te quiero,
Maullando a través de tu mirada,
De este amor-jaula
Violento,
Lleno de zarpazos
Como una noche de luna
Y dos gatos enamorados
Discutiendo su amor en los tejados,
Amándose a gritos y llantos,
A maldiciones, lágrimas y sonrisas
(De esas que hacen temblar el cuerpo de alegría).
Te quiero como gata panza arriba
Y me defiendo de huir,
De dejar esta pelea
De callejones y noches sin hablarnos,
Este amor que me marea,
Que me llena de polen,
De fertilidad
Y me anda en el día por la espalda
Haciéndome cosquillas.
No me voy, no quiero irme, dejarte,
Te busco agazapada
Ronroneando,
Te busco saliendo detrás del sofá,
Brincando sobre tu cama,
Pasándote la cola por los ojos,
Te busco desperezándome en la alfombra,
Poniéndome los anteojos para leer
Libros de educación del hogar
Y no andar chiflada y saber manejar la casa,
Poner la comida,
Asear los cuartos,
Amarte sin polvo y sin desorden,
Amarte organizadamente,
Poniéndole orden a este alboroto
De revolución y trabajo y amor
A tiempo y destiempo,
De noche, de madrugada,
En el baño,
Riéndonos como gatos mansos,
Lamiéndonos la cara como gatos viejos y cansados
A los pies del sofá, de leer el periódico.
Te quiero como gata agradecida,
Gorda de estar mimada,
Perseguida y llorona,
Te quiero como gata, mi amor,
Como gata, Gioconda,
Como mujer,
Te quiero.
AHUYENTEMOS EL TIEMPO, AMOR
Ahuyentemos el tiempo, amor,
que ya no exista;
esos minutos largos que desfilan pesados
cuando no estás conmigo
y estás en todas partes
sin estar pero estando.
Me dolés en el cuerpo,
me acaricias el pelo
y no estás
y estás cerca,
te siento levantarte
desde el aire llenarme
pero estoy sola, amor,
y este estarte viendo
sin que estés,
me hace sentirme a veces
como una leona herida,
me retuerzo
doy vueltas
te busco
y no estás
y estás
allí
tan cerca.
AMOR DE FRUTAS
Déjame que esparza
manzanas en tu sexo
néctares de mango
carne de fresas;
Tu cuerpo son todas las frutas.
Te abrazo y corren las mandarinas;
te beso y todas las uvas sueltan
el vino oculto de su corazón
sobre mi boca.
Mi lengua siente en tus brazos
el zumo dulce de las naranjas
y en tus piernas el promegranate
esconde sus semillas incitantes.
Déjame que coseche los frutos de agua
que sudan en tus poros:
Mi hombre de limones y duraznos,
dame a beber fuentes de melocotones y bananos
racimos de cerezas.
Tu cuerpo es el paraíso perdido
del que nunca jamás ningún Dios
podrá expulsarme.
CASTILLOS DE ARENA
¿Por qué no me dijiste que estabas construyendo
Ese castillo de arena?
Hubiera sido tan hermoso
Poder entrar por su pequeña puerta,
Recorrer sus salados corredores,
Esperarte en los cuadros de conchas,
Hablándote desde el balcón
Con la boca llena de espuma blanca y transparente
Como mis palabras,
Esas palabras livianas que te digo,
Que no tienen más que el peso
Del aire entre mis dientes.
Es tan hermoso contemplar el mar.
Hubiera sido tan hermoso el mar
Desde nuestro castillo de arena,
Relamiendo el tiempo
Con la ternura
Honda y profunda del agua,
Divagando sobre las historias que nos contaban
Cuando, niños, éramos un solo poro
Abierto a la naturaleza.
Ahora el agua se ha llevado tu castillo de arena
En la marea alta.
Se ha llevado las torres,
Los fosos,
La puertecita por donde hubiéramos pasado
En la marea baja,
Cuando la realidad está lejos
Y hay castillos de arena
Sobre la playa.
COMO TINAJA
En los días buenos,
De lluvia,
Los días en que nos quisimos
Totalmente,
En que nos fuimos abriendo
El uno al otro
Como cuevas secretas;
En esos días, amor
En mi cuerpo como tinaja
Recogió toda el agua tierna
Que derramaste sobre mí
Y ahora
En estos días secos
En que tu ausencia duele
Y agrieta la piel,
Y el agua sale de mis ojos
Llena de tu recuerdo
A refrescar la aridez de mi cuerpo
Tan vacío y tan lleno de vos.
COMO PESA EL AMOR
Noche cerrada
Ciega en el tiempo
Verde como luna
Apenas clara entre las luciérnagas.
Sigo la huella de mis pasos,
El doloroso retorno a la sonrisa,
Me invento en la cumbre adivinada
Entre árboles retorcidos.
Sé que algún día
Se alzarán de nuevo
Las yemas recién nacidas
De mi rojo corazón,
Entonces, quizás,
Oirás mi voz enceguecedora
Como el canto de las sirenas;
Te darás cuenta
De la soledad;
Juntarás mi arcilla,
El lodo que te ofrecí,
Entonces tal vez sabrás
Cómo pesa el amor
Endurecido.
EN LA DOLIENTE SOLEDAD DEL DOMINGO
Aquí estoy,
Desnuda,
Sobre las sábanas solitarias
De esta cama donde te deseo.
Veo mi cuerpo,
Liso y rosado en el espejo,
Mi cuerpo
Que fue ávido territorio de tus besos,
Este cuerpo lleno de recuerdos
De tu desbordada pasión
Sobre el que peleaste sudorosas batallas
En largas noches de quejidos y risas
Y ruidos de mis cuevas interiores.
Veo mis pechos
Que acomodabas sonriendo
En la palma de tu mano,
Que apretabas como pájaros pequeños
En tus jaulas de cinco barrotes,
Mientras una flor se me encendía
Y paraba su dura corola
Contra tu carne dulce.
Veo mis piernas,
Largas y lentas conocedoras de tus caricias,
Que giraban rápidas y nerviosas sobre sus goznes
Para abrirte el sendero de la perdición
Hacia mi mismo centro
Y la suave vegetación del monte
Donde urdiste sordos combates
Coronados de gozo,
Anunciados por descargas de fusilerías
Y truenos primitivos.
Me veo y no me estoy viendo,
Es un espejo de vos el que se extiende doliente
Sobre esta soledad de domingo,
Un espejo rosado,
Un molde hueco buscando su otro hemisferio.
Llueve copiosamente
Sobre mi cara
Y sólo pienso en tu lejano amor
Mientras cobijo
Con todas mis fuerzas,
La esperanza.
SENCILLOS DESEOS
Hoy quisiera tus dedos escribiéndome historias en el pelo
Y quisiera besos en la espalda
Acurrucos
Que me dijeras las más grandes verdades
O las más grandes mentiras
Que me dijeras por ejemplo
Que soy la mujer más linda del mundo
Que me querés mucho
Cosas así
Tan sencillas
Tan repetidas,
Que me delinearas el rostro
Y me quedaras viendo a los ojos
Como si tu vida entera dependiera de que los míos sonrieran
Alborotando todas las gaviotas en la espuma.
Cosas quiero como que andes mi cuerpo
Camino arbolado y oloroso,
Que seas la primera lluvia del invierno
Dejándote caer despacio
Y luego en aguacero.
Cosas quiero como una gran ola de ternura
Deshaciéndome
Un ruido de caracol
Un cardumen de peces en la boca
Algo de eso
Frágil y desnudo
Como una flor a punto de entregarse a la primera luz de la mañana
O simplemente una semilla, un árbol
Un poco de hierba
Una caricia que me haga olvidar
El paso del tiempo
La guerra
Los peligros de la muerte.
QUEBRA LA LUNA
Quebrá la luna entre tus manos,
Hacéla pedazos
Y úntate de su polvo fino y negro.
Protejámonos de los símbolos
Y de los sueños,
Cubrámonos de las frustraciones
Con una costra dura de realidad.
Aceptemos el día como día
Y la noche como noche,
Pasando por el tiempo
Con la espalda recta y los ojos secos;
Porque la mente no es dueña de la vida
Y los deseos no son las leyes:
Hay que acatar la moral y el orden,
Revestirnos de una sonrisa de bolsillo,
Apretarnos el corazón en un puño
Y aceptar el sacrificio.
ASPERA TEXTURA DEL VIENTO
Nacida de la selva me tomaste
arisca yegua para estribos y albardas.
Durante muchas noches
nada se oyó
sino el chasquido del látigo
el rumor del forcejeo
las maldiciones
y el roce de los cuerpos
midiéndose la fuerza en el espacio.
Cabalgamos por días sin parar
desbocados corceles del amor
dando y quitando,
riendo y llorando
-el tiempo de la doma
el celo de los tigres-
No pudimos con la áspera textura de los vientos.
Nos rendimos ante el cansancio
a pocos metros de la pradera
donde hubiéramos realizado
todos nuestros encendidos sueños.
¿QUE SOS, NICARAGUA?
¿Qué sos
Sino un triangulito de tierra
Perdido en la mitad del mundo?
¿Qué sos
Sino un vuelo de pájaros
Guardabarrancos
Cenzontles
Colibríes?
¿Qué sos
Sino un ruido de ríos
Llevándose las piedras pulidas y brillantes
Dejando pisadas de agua por los montes?
¿Qué sos
Sino pechos de mujer hechos de tierra,
Lisos, puntudos y amenazantes?
¿Qué sos
Sino cantar de hojas en árboles gigantes
Verdes, enmarañados y llenos de palomas?
¿Qué sos
Sino dolor y polvo y gritos en la tarde,
-Gritos de mujeres, como de parto-?
¿Qué sos
Sino puño crispado y bala en boca?
¿Qué sos, Nicaragua
Para dolerme tanto?
UNO NO ESCOGE
Uno no escoge el país donde nace;
Pero ama el país donde ha nacido.
Uno no escoge el tiempo para venir al mundo;
Pero debe dejar huella de su tiempo.
Nadie puede evadir su responsabilidad.
Nadie puede taparse los ojos, los oídos,
Enmudecer y cortarse las manos.
Todos tenemos un deber de amor que cumplir,
Una historia que nacer
Una meta que alcanzar.
No escogimos el momento para venir al mundo:
Ahora podemos hacer el mundo
En que nacerá y crecerá
La semilla que trajimos con nosotros.
Gioconda Belli
PEQUEÑAS LECCIONES DE EROTISMO
I
Recorrer un cuerpo en su extensión de vela
es dar la vuelta al mundo
Atravesar sin brújula la rosa de los vientos
islas golfos penínsulas diques de aguas embravecidas
no es tarea fácil -si placentera-
No creas hacerlo en un día o noche
de sábanas explayadas.
Hay secretos en los poros para llenar muchas lunas
II
El cuerpo es carta astral en lenguaje cifrado.
Encuentras un astro y quizá deberás empezar
a corregir el rumbo cuando nube huracán
o aullido profundo
te pongan estremecimientos.
Cuenco de la mano que no sospechaste
III
Repasa muchas veces una extensión
Encuentra el lago de los nenúfares
Acaricia con tu ancla el centro del lirio
Sumérgete ahógate distiéndete
No te niegues el olor la sal el azúcar
Los vientos profundos
cúmulos nimbus de los pulmones
niebla en el cerebro
temblor de las piernas
maremoto adormecido de los besos
IV
Instálate en el humus sin miedo
al desgaste sin prisa
No quieras alcanzar la cima
Retrasa la puerta del paraíso
Acuna tu ángel caído
revuélvele la espesa cabellera
con la espada de fuego usurpada
Muerde la manzana
V
Huele
Duele
Intercambia miradas saliva impregnante
Da vueltas imprime sollozos piel que se escurre
Pie hallazgo al final de la pierna
Persíguelo busca secreto del paso forma del talón
Arco del andar bahías formando arqueado caminar
Gústalos
VI
Escucha caracola del oído
como gime la humedad
Lóbulo que se acerca al labio sonido de la respiración
Poros que se alzan formando diminutas montañas
Sensación estremecida de piel insurrecta al tacto
Suave puente nuca desciende al mar pecho
Marea del corazón susúrrale
Encuentra la gruta del agua
VII
Traspasa la tierra del fuego la buena esperanza
Navega loco en la juntura de los océanos
Cruza las algas ármate de corales ulula gime
Emerge con la rama de olivo
Llora socavando ternuras ocultas
Desnuda miradas de asombro
Despeña el sextante desde lo alto de la pestaña
Arquea las cejas abre ventanas de la nariz
VIII
Aspira suspira
Muérete un poco
Dulce lentamente muérete
Agoniza contra la pupila extiende el goce
Dobla el mástil hincha las velas
Navega dobla hacia Venus
estrella de la mañana
-el mar como un vasto cristal azogado-
Duérmete náufrago.
Gioconda Belli
REGLAS DE JUEGO PARA LOS HOMBRES QUE QUIERAN AMAR A MUJERES MUJERES
I
El hombre que me ame
deberá saber descorrer las cortinas de la piel,
encontrar la profundidad de mis ojos
y conocer lo que anida en mí,
la golondrina transparente de la ternura.
II
El hombre que me ame
no querrá poseerme como una mercancía,
ni exhibirme como un trofeo de caza,
sabrá estar a mi lado
con el mismo amor
conque yo estaré al lado suyo.
III
El amor del hombre que me ame
será fuerte como los árboles de ceibo,
protector y seguro como ellos,
limpio como una mañana de diciembre.
IV
El hombre que me ame
no dudará de mi sonrisa
ni temerá la abundancia de mi pelo,
respetará la tristeza, el silencio
y con caricias tocará mi vientre como guitarra
para que brote música y alegría
desde el fondo de mi cuerpo.
V
El hombre que me ame
podrá encontrar en mí
la hamaca donde descansar
el pesado fardo de sus preocupaciones,
la amiga con quien compartir sus íntimos secretos,
el lago donde flotar
sin miedo de que el ancla del compromiso
le impida volar cuando se le ocurra ser pájaro.
VI
El hombre que me ame
hará poesía con su vida,
construyendo cada día
con la mirada puesta en el futuro.
VII
Por sobre todas las cosas,
el hombre que me ame
deberá amar al pueblo
no como una abstracta palabra
sacada de la manga,
sino como algo real, concreto,
ante quien rendir homenaje con acciones
y dar la vida si es necesario.
VIII
El hombre que me ame
reconocerá mi rostro en la trinchera
rodilla en tierra me amará
mientras los dos disparamos juntos
contra el enemigo.
IX
El amor de mi hombre
no conocerá el miedo a la entrega,
ni temerá descubrirse ante la magia del enamoramiento
en una plaza llena de multitudes.
Podrá gritar -te quiero-
o hacer rótulos en lo alto de los edificios
proclamando su derecho a sentir
el más hermoso y humano de los sentimientos.
X
El amor de mi hombre
no le huirá a las cocinas,
ni a los pañales del hijo,
será como un viento fresco
llevándose entre nubes de sueño y de pasado,
las debilidades que, por siglos, nos mantuvieron separados
como seres de distinta estatura.
XI
El amor de mi hombre
no querrá rotularme y etiquetarme,
me dará aire, espacio,
alimento para crecer y ser mejor,
como una Revolución
que hace de cada día
el comienzo de una nueva victoria.
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